Yo que una vez me despierto y se me pone algo entre ceja y ceja ( aveces entre ceja y ceja sigo teniendo pelo...jejeje) ya no hay nadie que me pare.Desayuno, cargo trastos y zarpo hacia mi destino...
En un principio subíamos al Montsia, pero al ir solo lo cambio por ir a ver la Penya de Bel.Hace años subí con Argos y me pareció una rutita guapa y que con menos de dos horas la tienes lista ( si no te pierdes...).
Una vez en Bel, solo me encuentro al eléctrico disfrazando el árbol que hay en la entrada del pueblo, en uno de navidad. Nos saludamos ( y nos miramos con la misma cara de tontos...jiji) y yo continuo con mi ruta y el a lo suyo...
No se si seré masoca, pero estos días grises y malos, me encanta salir al monte a pasear. Con la niebla, la lluvia y la soledad que hay por estas tierras, los sentidos se agudizan y empiezas a notar que no estas solo por estos montes...Hay una historia que esta escrita en el libro de Vicente Galmés Conde ( el Boixa, identidad de un pueblo). Que cuenta la historia de uno de los últimos lobos que se vieron en la TinaÇa de Benifassà.
El lobo en cuestión entro en el pueblo un 20 de enero de 1771, sobre la 10 de la mañana.
El lobo mordió a Josef Balaguer delante de la puerta de les Pallisetes. Un perro lo ahuyento, pero volvió y encontró a Maria Abella. Al final lo mataron cerca del bancal de Barrera y lo enterraron en el prado de la Costa...
Dicen que ya no hay lobos por estas tierras, pero yo hoy se sentía observado....igual era el ultimo.
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